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El fuego que une generaciones

Cada 30 de junio en Chile se celebra el día del Bombero en homenaje a la fundación del primer Cuerpo de Bomberos en Valparaíso, en el marco de este día conversamos con tres personas que representan el espíritu del voluntariado en distintas etapas, donde sus recuerdos y sueños tienen el mismo bien común: Ayudar a la comunidad en los momentos de emergencia. 

Sus recuerdos no sólo muestran el compromiso de servir a la comunidad, sino que también muestran sus propios desafíos y la mirada humana que hay detrás del uniforme. 

Servir desde el corazón

María de Los Ángeles Sánchez Ávila pertenece a la Primera Compañía de Bomberos de Colbún desde el año 2022 cuando tomó la decisión de inscribirse para realizar los cursos para ser voluntaria, pero su deseo de ser Bombera comenzó mucho antes, cuando estaba en el Liceo. 

«Cuando estudiaba siempre veía a los Bomberos pasar y pensaba en inscribirme, pregunté por las academias de las brigadas y eran los días sábado, yo en ese tiempo vivía en Colbún Alto, entonces me complicaba la locomoción, además era chica y mis papás tampoco me dieron permiso, entonces quedé con la ilusión», recuerda María. 

Con el tiempo, ya en su etapa universitaria, se trasladó a vivir a Colbún. Ese fue el momento justo para retomar su deseo y decidió dar el gran paso para cumplir su sueño de niña, en ese momento su abuela fue un pilar fundamental. “Recuerdo que ella me dijo: yo para cosas buenas siempre te voy a apoyar, para cosas malas no. Esto es algo bueno y tienes mi apoyo”, comenta María. 

Hoy, tras dos años en la institución como voluntaria activa, María explica que lo que más le gusta de ser bombera es saber que está ayudando a la comunidad. «Yo antes estaba estudiando Geología y sentía que eso no me llenaba. Me cambié de carrera y ahora estudio Tecnología Médica y siento que eso sí me hace feliz. Es lo mismo que me pasa al estar acá: estoy contenta porque sé que en algún momento cuando alguien lo necesite, yo podré estar ahí para ayudar». 

Aún así, ser bombero también implica exponerse al peligro y muchas veces a situaciones límites. María es consciente de los riesgos y todo lo que conlleva esta labor, donde el compañerismo juega un rol clave para sobreponerse de las adversidades en las emergencias. 

«Siempre trato de hablar con los demás bomberos y les cuento cómo me siento, intento desahogarme acá. Además desde niña mi abuelita ha sido mi pilar y mi confidente. Acudo a ella para contarle mis cosas. Me consuela, me abraza», dice con una sonrisa. 

Pese al poco tiempo que lleva en la institución, María cuenta que le ha servido para desarrollar la empatía, aprendió a manejar la frustración que en ocasiones agobia, y sobre todo a expresar lo que siente en lugar de guardarlos. 

«Siento que servir a la comunidad me satisface el corazón. No me imagino mi vida sin estar aquí. Siempre decía que quizás esto sería un hobbie de un tiempo, pero ahora no imagino mi vida sin ir a una emergencia. Actualmente tengo tiempo para venir, pero, aunque más adelante esté trabajando en mi carrera, igual me veo aquí en Bomberos, tratando de apoyar a los más nuevos», relata María.

         De igual forma, su paso por Bomberos no ha estado exento de anécdotas, una de las que más recuerda es cuando fue a una emergencia en el sector de La Guardia, lugar donde vive su familia, “los llamé y les dije que salió un llamado y que el carro iba a pasar por ahí, fue entonces cuando mi abuelita me pregunta ¿Cuántos vienen? Yo le respondí que éramos seis, y me dijo: les voy a hacer sopaipillas. Yo no le creí porque era tarde, pero cuando nos devolvimos ella estaba esperándonos afuera de su casa con una fuente de sopaipillas para todos”, recuerda María con una sonrisa en su rostro.

         Hoy María de Los Ángeles no imagina su vida lejos de esta institución y mira con orgullo a los voluntarios más antiguos, pensando en algún tiempo más ser como ellos. “Soy muy feliz acá. Me llena el corazón hablar con mis compañeros bomberos y preguntarles sobre sus experiencias, siempre trato de escuchar sus historias, pienso que son geniales y me siento feliz de conversar con ellos, de salir a las emergencias, de ayudar a la gente o de que mis papás me vean cuando voy en el carro. Todo esto es muy emocionante para mí”, finaliza María.

Vocación que no se apaga

Ángel Navarro Castro es otro ejemplo de vocación de servicio en la comuna de Colbún, hoy a sus 86 años recuerda su vida en el servicio voluntario en Bomberos, tanto en la Primera Compañía, como en la Segunda Compañía que ayudó a formar.

Para llegar a Bomberos Ángel recuerda que recibió una invitación, “recibí una carta de invitación de un voluntario, que en ese tiempo era Nicolás, “Chico Nicolás”, y me inscribí y empecé como voluntario en la Segunda Compañía de Bomberos que pertenecía a Yerbas Buenas porque en ese tiempo no había Cuerpo de Bomberos de Colbún”, señala.

El año 1981 las primeras reuniones eran en la antigua Municipalidad. “Teníamos el Cuartel en las bodegas de la antigua Municipalidad. Para entrar teníamos que sacar el carro, ósea lo más pobre que había en la comuna era la Compañía de Bomberos en Colbún”, recuerda Ángel.

        Más tarde, el año 1991 y gracias a diversos contactos con políticos de la época se logró materializar los anhelos para formar lo que en la actualidad es el Cuerpo de Bomberos de Colbún, formándose un 21 de diciembre de 1991

         Ya con la primera tarea lista surgió un problema ¿Dónde hacer el cuartel? “Se habló con el Municipio, en ese tiempo el alcalde era Romilio Gutiérrez, él nos buscó un espacio para hacer el Cuartel. La primera opción fue atrás del antiguo Estadio Chico, donde se encuentra actualmente el colegio Marta Brunet pero vimos que sería complicado para salir de las emergencias, buscamos otras opciones hasta que dimos con la zona correcta, que es donde está actualmente el Cuartel”.

       El que era un anhelo ya era una realidad, contaban con el terreno, pero el dinero escaseaba, por lo que muchos de los primeros voluntarios participaron activamente apoyando en las labores de preparación y construcción del Cuartel.

         “Nosotros trabajamos en la construcción de las zanjas para hacer los cimientos del Cuartel. Fue un trabajo muy duro, muchas veces nos salieron ampollas en las manos por la dureza del terreno. Recuerdo que dejábamos en la noche el terreno húmedo para que se ablandara, hasta que logramos hacer las zanjas. El resto de la construcción la hizo el maestro con ayuda de los voluntarios”, señala Ángel Navarro.

Todos los pequeños y grandes logros han sido fruto del esfuerzo y trabajo en equipo, hoy Ángel recuerda con humor la organización de las Campañas del Sobre. “éramos pobres, salíamos con un tarrito a pedir plata o pasábamos el sobre para que cooperaran, había hasta gente mal intencionada que nos echaban fotos pornográficas, monedas de aluminio de $1 o tapas de botellas aplastadas como monedas, todo eso salía en los sobres, pero otros ayudaban”.

Con el pasar del tiempo se realizaron gestiones y actualmente se recauda un monto a través de la Cooperativa de Agua Potable, el cual se cobra en la boleta, para luego traspasarlo a Bomberos.

Trayectoria

Ángel Navarro pasó por diversos cargos dentro de la Institución, fue primer Capitán, después Segundo Comandante, Comandante, Director de Compañía (Primera Compañía y delegado de la Segunda Compañía) y finalmente Superintendente, es decir trabajó en el área operativa y administrativa de Bomberos.

De todos los cargos que ocupó, cuenta con nostalgia que el que más le gustaba era el de Comandante, ya que según sus palabras es ser el corazón de Bomberos y un líder. “Un Comandante tiene que ver que todos empujen el carro para el mismo lado. Yo cuando fui Comandante en los desfiles no iba al vino de honor con las autoridades, sino que me iba al cuartel a compartir con los voluntarios, con mi gente, en cierta forma, también ya con más edad yo los veía como mis hijos”, recuerda hoy con cariño.

Además, hace una especial mención al actual Superintendente, Bernardo Lunas, a quien conoce desde pequeño. “Siempre lo he sacado como ejemplo porque partió de abajo y logró llegar a donde está ahora, le entregó consejos porque sé que el cargo es muy sacrificado. No pueden decir que el Superintendente está arriba y no hace nada, es algo que lleva mucha responsabilidad y hay que tener agallas para enfrentarlo”.

Llamados que marcan

A lo largo de su vida como voluntario, Ángel Navarro enfrentó innumerables emergencias, desde accidentes de tránsito, quemas de pastizales, incendios, rescates, hasta situaciones límites, pero hay una que hasta el día de hoy recuerda y lo emociona.

“Normalmente nos reunimos en el Cuartel después de las emergencias y conversábamos sobre lo que hicimos, ya sea bien o mal, porque no siempre se hace todo bien, y en ocasiones las cosas no salen como nosotros queremos, pero el conversar sobre lo que hicimos, de cierta forma nos tranquiliza, nos ayuda a calmarnos y procesar porque en algunas ocasiones uno queda con muchas emociones encima”, cuenta Ángel con voz pausada.

Pero hay experiencias límites que no se calman sólo con palabras y que incluso duelen por la cercanía. “Me paso un caso de una señora Vecina, una abuelita que la veía en la plaza y como yo afuera de mi negocio tenía una banca ella siempre se sentaba ahí a descansar para después seguir su camino a su casa y yo la tomaba del brazo y la ayudaba a cruzar la calle”.

         Ella no tenía luz eléctrica y se alumbraba con una vela. “Vivía sola y parece que se cayó la vela y se le prendió la cama. Cuando llegamos los vecinos gritaron “no queremos bomberos, queremos la ambulancia”. Pero yo entré igual con los voluntarios a apagar el fuego. La ambulancia llegó después y la trasladó a Linares”, señala Ángel con tristeza.

         Esa noche no volvió al cuartel y se fue directo a su casa, conocía a la vecina por lo que la situación vivida en la emergencia fue dura. “Me acosté, pero empecé a temblar. No podía dormir. Mi Señora fue a buscar un paramédico. Me inyectaron y logré descansar”

         Al día siguiente supo que falleció antes de llegar a Linares. Fue a verla, se despidió en silencio y abrazó a la familia. “Fue triste porque la conocía, era una persona mayor, indefensa, eso queda grabado para siempre”, recuerda hasta el día de hoy.

Legado

Entre sus aportes y legado que dejó en los distintos cargos que ocupó, se cuenta la organización de diversas actividades de beneficio para juntar fondos, tales como: carreras a la Chilena, bingos, campaña del sobre, además de actividades recreativas como organización de viajes a la playa y la actividad de la Navidad del Bombero, orientada a los hijos de los voluntarios, evento que se realiza año a año hasta la fecha.

Pero en especial recuerda la organización de partidos de fútbol con otros Cuerpos de Bomberos, donde tenían incluso hasta uniforme para jugar (camisetas de color rojo con negro, pantalones y calcetines).

“En una ocasión arrendamos un furgón y fuimos a jugar a Villa Alegre, en la mitad del partido salió un llamado y fuimos todos a la emergencia. No quedó nadie en la cancha. Ni el árbitro”, hoy ríe al recordar esa anécdota.

La vida de Ángel Navarro ha estado ligada al Cuerpo de Bomberos de Colbún, y ha recibido múltiples reconocimientos de parte de sus pares, pero él cuenta que el momento más emotivo fue cuando lo llevaron de sorpresa a descubrir el nombre que llevaría el camión Aljibe Z-1.

Al recordar toda su vida dedicada al voluntariado, Ángel Navarro dice sentirse feliz de pertenecer a la Institución y sueña en que cuando sea el momento de partir recibir el último adiós en lo que él llama su segundo hogar: el Cuartel de Bomberos.

“Espero que cuando sea sepultado Bomberos me vaya a dejar. He pedido que mis funerales sean en mi segunda casa, en Bomberos. A mis hijos ya les tengo dicho (Felipe y Marco) que quiero estar allá, salir de allá y que en la noche me despida la sirena, tiene que tocar la sirena”, cuenta con profunda emoción.

Para Ángel, la sirena no es sólo un sonido, sino que es el símbolo de toda una vida dedicada al servicio a la comunidad, presenta ese llamado que por décadas lo movilizó a dejarlo todo, cerrar su negocio por ayudar a otros.

Hoy en su casa reflexiona, “La sirena es nuestra. Es la que nos llamaba cuando teníamos que presentarnos en el cuartel. Esa sirena nos despertaba, incluso en la noche, nos movía y nos unía. Y el que suene cuando uno parte… es como una despedida, es decir que se va un voluntario que toda su vida escuchó y se movió por ese sonido”, finaliza.

Liderar con vocación

Bernardo Lunas Hernández es el actual Superintendente del Cuerpo de Bomberos de Colbún desde hace 3 años, pero no es la primera vez que ejerce este cargo: antes estuvo durante 5 años. Su historia es también la de un voluntario con más de dos décadas de entrega desinteresada a la comunidad, marcada por la disciplina, el compromiso y el liderazgo. En el día del bombero nos comparte cómo ha sido la experiencia al mando de la institución que ha marcado su vida.

El camino de Bernardo empezó en julio del 2003, cuando la primera Compañía de Bomberos de Colbún aceptó la solicitud, no sabía que ese sería el inicio de un camino, que más tarde, lo llevaría a liderar la institución por más de 8 años.

«Desde niño me llamaba la atención Bomberos, no sé si por los colores, los carros, o el sonido de la sirena. Creo que todas esas son cosas que nos impacta de pequeños… y siempre soñé con ser Bombero. Ya pasado los 18 años decidí formalmente inscribirme en la institución», recuerda Bernardo.

Durante su trayectoria se ha desempeñado en diversos cargos, lo que le ha permitido conocer tanto el funcionamiento operativo como el administrativo. Ha sido Secretario de Compañía, Teniente Tercero, Teniente Segundo, Capitán (por dos períodos), Director (por dos períodos), Segundo Comandante, y Superintendente.

Como Superintendente estuvo al mando durante los años 2016 al 2022 y luego fue reelegido para un nuevo período desde el 2023 y que se extenderá hasta diciembre del 2025. «El haber sido reelegido en el cargo yo creo que es el reflejo del buen trabajo que se ha realizado, también hay un equipo detrás mío donde juntos llevamos esta misión de administrar los recursos de la mejor forma posible», señala Bernardo.

Toda la trayectoria le ha permitido ejercer el cargo con una mirada integral y con una visión de futuro, teniendo presente desde la formación y equipamiento de los voluntarios, hasta la adquisición y modernización del equipamiento, pensando siempre en una gestión responsable de los recursos.

Pero, la experiencia de liderar una institución no ha estado ajena de dificultades. «Año a año van aumentando las dificultades porque aumenta la exigencia para rendir los recursos, recordemos que a nosotros nos fiscaliza la Subsecretaría del Interior», indica Bernardo.

«Administrar bien los recursos también es un desafío que uno tiene que estar presente y optimizarlos. No nos podemos quedar sin recursos porque siempre estamos necesitando cargar los carros con combustibles para que estén operativos para las emergencias, y también cada vez son más las necesidades, van en aumento, por lo que siempre esto es un desafío», relata el Superintendente.

Pero de igual forma a pesar de los desafíos existen situaciones bonitas o que emocionan y dejan huellas. “Escuchar a las generaciones antiguas de Bomberos cuando ellos me entregan sus consejos es emotivo, por ejemplo, los consejos de Don Ángel Navarro los guardo con especial atención porque él ya recorrió el mismo camino que yo estoy recorriendo y sus palabras vienen desde la experiencia”, comenta Bernardo con respeto y admiración.

Avances

Durante el tiempo al mando del Cuerpo de Bomberos de Colbún se han realizado importantes logros, entre los que destaca: la construcción del Cuartel General y la implementación de la Central de Alarmas, la compra de un camión aljibe por un monto de alrededor de 45 millones, la compra de una camioneta 0km, la adquisición de un carro bomba 4×4 con recursos propios, entre otras cosas.

«Todas esas son cosas que hace años atrás era muy difícil pensar que en algún momento como Cuerpo de Bomberos íbamos a poder adquirir, por ejemplo, destaco acá la compra de un vehículo 0km también con recursos propios», expresó el Superintendente.

         Hoy en el día del Bombero, Bernardo envía un mensaje a los voluntarios y señala que “espero que todos sigan trabajando, capacitándose qué es lo principal, que estemos unidos y no perdamos la esperanza. Esta es una bonita experiencia para cada uno de los que formamos parte, y todos de una u otra forma ayudan a que la institución crezca”.

         Tres distintas generaciones, pero que los guía un mismo espíritu y fin: servir a la comunidad en los momentos más complicados y donde queda claro que mientras exista alguien dispuesto a correr hacia el fuego cuando todos los demás huyen, el legado seguirá ardiendo.

Con estas vivencias vaya mi reconocimiento a esta noble y gran Institución de Bomberos de Colbún,

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Periodista, Chilena, community manager freelance, Administración Brújula Publicidad, merchandising y asesoría comunicacional a empresas// gazuniga@periodismo.ucsc.cl

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