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Albina Lizama: Pasión por la repostería

En la localidad de San Dionisio, comuna de Colbún, vive Albina Lizama, de 74 años, quien desde los 15 años se dedica a la repostería, realizando toda clase de cosas dulces, encantando principalmente por la preparación de sus tortas caseras.

Originaría de Villa Prat, a la edad de 17 años llegó a Colbún, por el Instituto de Educación rural, donde trabajaba su primo (promotor del Instituto). En esa época estaban parcelando, por lo que su primo trajo a la familia.

En este sentido, Albina recuerda que primero llegó a Colbún, donde vivió un año, desde donde caminaban a pie con sus nueve hermanos para trabajar en San Dionisio.

Comienzos

Su pasión por la repostería empezó desde pequeña, ya que su abuela tenía amasandería y vendía toda clase de productos: pasteles, empanadas, empanadillas, entre otros. “Mi abuela sabía. Ella me fue enseñando, yo tenía como 15 años cuando ya hacía tortas”, señala.

Al pasar el tiempo estudió en el Instituto de Educación Rural, donde Albina comenta: “Estuve seis meses. Yo estudié hasta 3ero básico y ahí hice hasta 7mo, aprendí todo. Me sacrifiqué porque las compañeras tenían de 6to hacia arriba. Me costó, pero yo me levantaba a las 3:00 am, envuelta en una frazada para estudiar en el baño y rendir como las demás”.

Hoy ya lleva más de 55 años en el rubro, sus productos destacan por ser 100% caseros, incluso la mermelada que usa para las tortas son preparadas por ella.

A lo largo de estos años, son numerosas las anécdotas que la acompañan, entre las que destaca: “Me encargaron una torta para un matrimonio, las llevamos para decorarlas allá porque era de seis pisos, íbamos en una “renoleta” y quedamos en pana. Llegamos justo, pero alcanzamos a decorar antes de que llegarán los novios, ellos se habían ido a la iglesia y nosotros decoramos rápido”, ríe.

Gracias a su esfuerzo diario ha implementado su local, además de sacar adelante a sus tres hijos, donde la mayor, Estrella, el día de hoy sigue sus pasos, y ella cuenta orgullosa: “A ella le gusta, es bueno que le guste hacer esto porque la pasión hace que queden buenas y ricas las cosas”.

En su casa de San Dionisio, en su lugar de trabajo, destaca un hermoso altar de la virgen María, con nostalgia cuenta de que se trata: “Ese altar era de mi mamá, ella lo tenía ahí y decidí hacer mi negocio acá, era de ella no puedo sacarlo y hasta el día de hoy me acompaña, lo mantengo y me cuida”.

La cuida, como cuando le ha tocado vivir momentos duros, en especial cuando la operaron del corazón y dice: “En mi familia somos dos los que estamos operados del corazón, mi hijo que lo operaron a corazón abierto, y yo hace dos años que me colocaron un marcapaso, que no es marcapaso, yo le digo así.

“Me caí y me pegué donde estaba el marcapaso. Me infecté donde estaba el marcapaso y tuve que ir a la clínica a Santiago, ahí estuve dos días y fue muy caro. El doctor, como nos conoce dijo la voy a cambiar de clínica porque acá va a salir muy caro. Estuve dos días y me cobraron $2.800.000, así que hicimos tortas para vender en el Festival de Colbún y en la Fiesta del Yugo, donde mis hijas fueron a vender. Vendieron todo”, rememora.

Aún, cuando en su vida pasó por tiempos difíciles no se aleja de su pasión, ella es feliz con la repostería y expresa: “No soy muy buena para comer cosas dulces, pero la gente queda satisfecha, me mandan a hacer todas y dicen: “oh que estaba rica, me gustan sus tortas”, con eso yo me pongo contenta”, finaliza.

Con esto destacamos a una gran emprendedora Colbunense, que por más de 55 años se ha dedicado a lo que tan bien sabe hacer, ricas tortas, pasteles, mermeladas y cosas típicas chilenas como el pan amasado y las empanadas, por nombrar algunos.

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Periodista, Chilena, community manager freelance, Administración Brújula Publicidad, merchandising y asesoría comunicacional a empresas// gazuniga@periodismo.ucsc.cl

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